sábado, 13 de marzo de 2010

EL MAYOR OBSTÁCULO UNO MISMO

REFLEXIÓN PARA EL FIN DE SEMANA

ELIJAMOS EL CAMINO DEL CORAZÓN

Un mendigo había estado sentado más treinta años a la orilla de un camino. Un día pasó por allí un desconocido. "Una monedita", murmuró mecánicamente el mendigo, alargando su ya arrugada mano. "No tengo nada que darle", dijo el desconocido. Después preguntó: "Qué es eso en lo que está sentado?" "Nada", contestó el mendigo. "Sólo una caja vieja. Me he sentado en ella desde que tengo memoria". "¿Alguna vez ha mirado lo que hay dentro?", preguntó el desconocido. "No" dijo el mendigo. "¿Para qué? No hay nada dentro". "Échele una ojeada", insistió el desconocido, uno nunca sabe que podemos encontrar cuando miramos dentro. El mendigo se las arregló después de un duro esfuerzo para abrir la caja. Con asombro, incredulidad y alborozo, vio que la caja estaba llena de monedas oro.

Yo para Uds. soy ese desconocido, que periódicamente a través de Los artículos de este BLOG, les habla, que no tiene nada que darles y que les ACONSEJA (perdonen mí atrevimiento), en cada uno de los aritculos, que miren dentro. No dentro de una caja como en el cuento, sino en un lugar aún más cercano, dentro de ustedes mismos.

"¡Pero yo no soy un mendigo! ", pensaran muchos de Uds.

Los que no han encontrado su verdadera riqueza, que no es otra que la alegría y armonía del Ser Uno Mismo junto con una profunda paz interior, son mendigos, incluso si tienen mucha riqueza material.

Buscan fuera de ellos en el mundo exterior, mendrugos de placer o de realización para lograr la aceptación, la seguridad o el amor, mientras llevan den¬tro sin ser conscientes de ello, un tesoro que no sólo tiene todas esas cosas sino que es infinitamente mayor que todo lo que el mundo material pueda ofrecer.

La palabra conocimiento Espiritual evoca la idea algo sobrehumano y el ego quiere conservar las cosas así, pero es simplemente el estado natural de sentir la unidad con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, algo que, casi paradójicamente, es esencialmente usted y sin embargo es mucho más grande que usted.

Es encontrar su verdadera naturaleza más allá del nombre y de la forma.

La incapacidad de sentir esta conexión da lugar a la ilusión de la separación, de usted mismo y del mundo que lo rodea. Entonces usted se percibe a sí mismo, consciente o inconscientemente, como un fragmento ais¬lado. Como consecuencia de sentirse aislado surge el miedo y lo que es aun peor, el conflicto entre lo que sentimos en nuestro interior y lo que sentimos en nuestro exterior se vuelve la norma.

Me encanta la sencilla definición del “Conocimiento Espiritual” dada por Buda el lo define como "el fin del sufrimiento". No hay nada sobrehumano en esto, ¿cierto? Por supuesto, como toda definición, es incompleta. Sólo dice lo que el Conocimiento Espiritual no es: no es sufrimiento.

¿Pero qué queda cuando ya no hay sufrimiento? Buda no habla sobre esto y su silencio implica que usted tiene que averiguarlo por sí mismo. Usa una definición negativa para que la mente no la convierta en algo que se deba creer, en un logro sobrehumano, o en una meta que es imposible de alcanzar.

La libertad comienza cuando te das cuenta
De que no eres «el pensador».
En el momento en que empiezas a observar al pensador,
Se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino
De inteligencia más allá del pensamiento,
Y de que el pensamiento
Sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.
También te das cuenta de que todas las cosas
Verdaderamente importantes
—la belleza, el amor, la creatividad,
La alegría, la paz interna—
Surgen de más allá de la mente.
Y....... Empiezas a despertar.
Cuando tú conciencia
Se dirige hacia fuera,
Surgen la mente y el mundo.
Cuando se dirige hacia dentro,
Alcanza su propia esencia
Lo no Manifestado. Lo inmaterial
Llegando asentir tu Espíritu

¡Busca en tu interior!

Dice Confucio: «No enseñar a un hombre que está dispuesto a aprender es desaprovechar a un hombre. Enseñar a quien no está dispuesto a aprender es malgastar las palabras



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