martes, 10 de abril de 2012

COMPROMISO CON UNO MISMO

LOS CUATRO PILARES BÁSICOS SOBRE LOS QUE SE ASIENTA LA PERSONALIDAD EL SER HUMANO SON:

1.- EL COMPROMISO CON UNO MISMO.
2.- EL COMPROMISO CON LOS DEMÁS
3.- EL COMPROMISO CON EL MUNDO LABORAL
4.- EL COMPROMISO CON LAS EMOCIONES.

Hoy meditaremos sobre el primero, sobre el compromiso con nosotros mismos. En ocasiones, precisamos que esa responsabilidad sea inscrita en un contrato y que de alguna forma quede registrada ante gestores competentes que den fe de nuestra entrega y contraprestaciones. Las empresas necesitan de estos compromisos legalizados y, en general, el mundo comercial y el del trasiego económico. Pero no es exclusivo de estos ámbitos. Cuando queremos afianzar una relación recurrimos al compromiso que debe ser manifiesto y socialmente reconocido.

Toda obligación conlleva una entrega, bien sea de confianza, de afecto, de empeños laborales, de dinero…y en toda se produce una recíproca ganancia que puede ir desde los sutiles valores morales hasta los enconados intereses materiales.

SI EFECTIVAMENTE, PRÁCTICAMENTE TODO LO QUE LLEVAMOS A CABO REQUIERE DE ESTOS “CONTRATOS” VERBALES, MATERIALES O ESPIRITUALES ¿ACASO NO DEBERÍAMOS ESTABLECER EL COMPROMISO MÁS SERIO Y DEFINITIVO JAMÁS CONOCIDO? ¿NO TENDRÍAMOS QUE SENTARNOS FRENTE A NOSOTROS MISMOS PARA INICIAR UN COMPROMISO CAPAZ DE AYUDARNOS EN NUESTRA EVOLUCIÓN ÍNTIMA?

No cabe duda que sí. Todo compromiso…asusta. Tal vez porque tememos al riesgo, a la dedicación que requieren, a los cambios que conllevan y posiblemente al dolor y las complicaciones que se derivarán de él.

Cuando nos damos cuenta de que estamos estancados, sabemos que debemos dar el salto. Quisiéramos tomar impulso y cabalgar sobre los problemas de un solo brinco. Pero debemos aprender que posiblemente la solución esté en rodearlos y no en tratar de avanzar sobre ellos por su cima. Hay que aprender a caminar en torno a ellos, teniéndolos presentes pero bordeando su dimensión y abarcándolos por completo.

Todo proceso que sigue a un estancamiento da miedo. El cambio nos aterra. Nos aferramos a lo que somos y a lo que hay, por más que ya no funciones o suframos con ello. Hay que saber escuchar a nuestra parte más sabia. Para eso es necesario hacer silencio interior. Entonces oiremos a nuestra parte conectada invitándonos a movernos en la vida e ir a la par de su inevitable cambio. De nada vale quedarnos atrás empeñados en no poder o querer movernos. La propia corriente vital se encargará de arrastrarnos si nos encuentra desprevenidos.

DEBEMOS HACER UN PACTO CON NOSOTROS MISMOS. UN CONTRATO IMPORTANTÍSIMO EN EL CUAL ESTEMOS DISPUESTOS A ENTREGAR DEDICACIÓN CONSTANCIA, PACIENCIA, CONFIANZA, FE Y VALOR.

EL OBJETIVO NO PUEDE SER MEJOR: AVANZAR ANTE LOS BLOQUEOS DESDE LA CONVICCIÓN DE QUE PODEMOS SEGUIR CRECIENDO Y QUE ESA CONQUISTA DARÁ SU MAYOR RENTABILIDAD CUANDO PODAMOS QUEDARNOS A SOLAS CON NOSOTROS MISMOS Y SENTIR PLENITUD, SERENIDAD, FUERZA Y ENTUSIASMO POR SEGUIR SIENDO UNA LUZ QUE BRILLA NO SÓLO PARA SÍ MISMA, SINO PARA TODOS LOS QUE QUIERAN VER BAJO SU RESPLANDOR.

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