lunes, 16 de julio de 2012

SOLO HAY UN CAMINO: EL AUTOCONOCIMIENTO

Ante todo felicitar a quienes están disfrutando de un merecido descanso vacacional y a la vez invitarles a ellos/as y al resto a que ahora que disponen de más tiempo libre, dediquen un poco más de ese tiempo libre a ellos/as mismos, a compartir más de sí mismos consigo mismos, a escucharse más, a sentirse más, en definitiva a quererse más.

EL AUTOCONOCIMIENTO
Lo más corriente es luchar para cambiar lo de fuera, culpando a los demás de nuestros conflictos, victimizándonos por nuestras circunstancias adversas e incluso quejándonos ante la vida por todas aquellas situaciones desagradables que nos suceden.

Lo excepcional es reconocer que nosotros somos los únicos responsables de todo lo que nos sucede en nuestras vidas.

Aunque en numerosas ocasiones no lleguemos a comprender porque vivenciamos una determinada experiencia en un espacio tiempo y no otra.

Cuando lo hacemos, estamos más cerca de encontrar las soluciones que anteriormente buscábamos fuera.

El gran desafío consiste mirar hacia dentro de nosotros, recordando esa maravillosa frase de sabiduría milenaria que nos dice: “Quien mira hacia fuera sueña, quien mira hacia dentro despierta”.

Aunque a veces nos cueste reconocerlo, llegar a comprender que las causas y los efectos de nuestro dolor y también de nuestra felicidad están dentro de nosotros y no fuera.

¿Qué es el autoconocimiento? ¿Y para qué nos puede ser útil? ¿Qué nos aporta en nuestro día a día? ¿Cómo acceder a él?  

Para ir entrando en materia les contare un cuento que pertenece a la tradición sufí.

INSUFICIENCIA DE PENSAMIENTO:
Cuenta la historia, que había un maestro que solo hablaba en contadas ocasiones. A veces daba alguna explicación sucinta e impartía alguna enseñanza, era conocido como el maestro del silencio.

Hablaba en silencio, de corazón a corazón, trasmitía con su mirada las imágenes del pensamiento. Pero había un alumno que lo menospreciaba y trataba en todo momento de inmiscuirle en discusiones espirituales al maestro del silencio.

Era un alumno que necesitaba elaborarlo todo a través del pensamiento. Confiaba plenamente en la mera comprensión intelectual, quería entenderlo todo a través de la lógica.

Un día con cierto descaro, dijo: Maestro te pregunto pero no me respondes, no me das respuestas al misterio de la vida, ni del ser o no-ser, ni de la muerte, ni del sufrimiento, no entiendo tu negativa a no dar respuesta a mis preguntas.

El maestro guardo silencio, todos los asistentes entraron en él animo apacible del maestro, al finalizar la reunión de trabajo, el maestro le pidió al joven intelectual que se quedara. Le entrego una aguja y le dijo: Quiero que coloques una gota de agua en la punta de esa aguja

¡Imposible! Exclamo el alumno sorprendido.

Más imposible es querer responder con el pensamiento a lo que siempre ha estado más allá del pensamiento.

Cuélgate la aguja al cuello y, cuando te enredes en pensamientos metafísicos, recuerda:

“MÁS DIFÍCIL QUE COLOCAR UNA GOTA DE AGUA EN LA PUNTA DE UNA AGUJA, ES SOLO ENCONTRAR RESPUESTAS A TRAVÉS DEL INTELECTO”.

El alumno se sintió avergonzado, pero el maestro lo tranquilizo No te sientas ridículo.

Mi maestro me dio a mí esa aguja y yo la he llevado muchos años colgada en el pecho. Ahora es tuya.

Enseñanza del cuento: El pensamiento correcto te puede llevar hasta un límite, pero para poder llegar a la comprensión de las cosas más allá, se debe desarrollar otro tipo de mente y otra forma de percepción.

EL CAMINO DEL AUTO-CONOCIMIENTO
Hay tantos caminos como seres humanos, cada uno buscara el que crea más conveniente para él en función de su forma de ser pensar y sentir dicho auto-conocimiento.

De manera que habrá que encontrar ese camino y empezar a recorrerlo. Y posiblemente habrá que arrancar solo y sorprenderse al encontrar, más adelante en el camino, a todos los que seguramente van en la misma dirección.

Este camino último, solitario, personal y definitivo, sería bueno no olvidarlo, es nuestro puente hacia los demás, el único punto de conexión que nos une irremediablemente al mundo de lo que es.

Habrá quienes se pierdan en el trayecto y se condenen a llegar un poco tarde y habrá también quienes encuentren un atajo y se transformen en expertos guías para los demás.

Lo cierto como decía es que hay muchas formas de llegar, infinitos accesos, miles de maneras, decenas de rutas que nos llevan por el rumbo correcto.

Caminos que transitaremos uno por uno. Sin embargo, hay algunos caminos que forman parte de todos los rumbos escogidos. Caminos que no se pueden esquivar. Caminos que habrá que recorrer si uno pretende seguir. Caminos donde aprenderemos lo que es imprescindible saber para acceder al último tramo.

El autoconocimiento es la clave que abre la puerta hacia nuestro interior, que es donde podemos conectar con nuestro bienestar. Y puede que ahora, después de mucho tiempo sin echarle un vistazo, nos dé miedo entrar adentro. Pero en la medida en que nuestros ojos se vayan acostumbrando a la oscuridad, poco a poco seremos capaces de movernos con facilidad dentro de nosotros mismos.

Solo así descubriremos quiénes somos de verdad. Para lograrlo, hemos de saber cómo funciona nuestra mente; de qué manera podemos gestionar nuestros pensamientos voluntariamente; cómo podemos regular nuestras emociones de forma constructiva; cuál es la causa real de nuestro malestar; cuál es el camino para gozar de un equilibrio duradero y, en definitiva, cómo podemos llevar una vida plena y con sentido en el actual escenario laboral, marcado por la hipervelocidad, el estrés y el cansancio…

A partir de este aprendizaje, lleno de tesoros y sorpresas, estaremos preparados para relacionarnos con los demás y con la realidad de una manera más inteligente, fluida y armoniosa…

AUNQUE LO PAREZCA, EL ÉXITO NO ES LA BASE DE LA FELICIDAD, MIENTRAS QUE LA FELICIDAD SÍ ES LA BASE DE CUALQUIER ÉXITO.

La respuesta está dentro, no fuera. No solo no nos han enseñado a mirar hacia nuestro interior, sino que la sociedad nos ha condicionado para que nos centremos, e incluso nos obsesionemos, en lo que ocurre fuera.

Normalmente creemos que la felicidad llegará cuando tengamos más dinero, éxito profesional, prestigio social, un coche nuevo, una pareja más guapa… Y esa es precisamente la función del deseo: perseguir lo que no tenemos, creyendo que eso que anhelamos conseguir en el futuro nos generará la felicidad de la que carecemos en el momento presente.

Sin embargo, por el camino solemos perder lo único que necesitamos y que ya está a nuestra disposición: nosotros mismos, es decir, nuestro propio bienestar interno.

ES MUY IMPORTANTE NO OLVIDAR A LO LARGO DEL CAMINO, QUE REALMENTE NO POSEEMOS NADA MATERIAL, YA QUE NADA PODEMOS LLEVARNOS AL IRNOS DE ESTE MUNDO DE LA MATERIA, ES AL CONTARIO LO MATERIAL ES QUIEN NOS POSEE A NOSOTROS………………

Cuando somos conscientes de esto, se da de forma natural un encuentro, el encuentro con nosotros mismos. Un encuentro del que no podemos escapar eternamente. »Con respecto a si existe o no un manual de instrucciones, lo cierto es que sí existe. Y no solo uno, sino muchos.

De ahí la gran variedad de herramientas de crecimiento personal. Y todas ellas son sendas diferentes que nos conducen hasta un mismo punto: el conocimiento y la comprensión de nuestra condición humana, que nos permite recuperar el contacto con la riqueza con la que nacimos: la felicidad, el equilibrio y el bienestar interno.

Cada una de estas herramientas es como un mapa de nuestra condición humana: nos pueden ayudar a ver con más claridad los pasos que tenemos que dar para llegar a encender la luz en nuestro interior. Una vez encendida, ya no necesitamos seguir utilizándolas, pudiendo seguir nuestro camino de forma libre y autónoma.

Aunque en un primer momento pueda parecerlo, el autoconocimiento no es un fin en sí mismo. Aprender a ser felices por nosotros mismos es el primer paso, no el final del trayecto.

Así, el autoconocimiento es un medio que nos permite conocernos más en profundidad para poder ponernos en orden. Por eso, este egoísmo consciente es necesario para llegar a estar bien con nosotros mismos, es decir, para que en nuestra vida prevalezca la paz interior, la alegría y la confianza, en detrimento de la ira, la tristeza y el miedo. Además, al gozar de un sano y sostenible bienestar podemos empezar a servir amorosamente a los demás…

Por servir amorosamente me refiero a que cuando estamos a gusto y en paz con nosotros mismos, podemos empezar a estarlo con los demás y con la vida. Es decir, que nuestro equilibrio interno nos permite ser mejores padres, hijos, hermanos, amigos, directivos, jefes, compañeros de trabajo…

Y por mejores quiero decir más conscientes, objetivos, solidarios y dispuesto siempre a ayudar a quien lo necesite..

Cuando hablo acerca del amor, no me refiero al sentimiento, sino al comportamiento. Amar es sinónimo de comprender, aceptar, respetar, agradecer, valorar, escuchar, atender, ofrecer y, en definitiva, ser amable en cada momento y frente a cada situación.

Y lo cierto es que siempre tenemos la posibilidad de ser amables, la amabilidad es nuestra capacidad de dar y recibir amor de los demás.

¿Y POR QUÉ NO SOMOS AMABLES? ¿POR QUÉ SOMOS TAN POCO HUMANOS? ¿POR QUÉ SOMOS TAN CRUELES E INSENSIBLES LOS UNOS CON LOS OTROS?

Si nos observamos detenidamente en nuestro día a día, nos damos cuenta de que todas nuestras actitudes y conductas negativas surgen de nuestro interior de forma mecánica e impulsiva.

NINGUNO DE NOSOTROS ELIGE ENFADARSE, TENER MIEDO O SENTIRSE TRISTE.

Todavía no he conocido a nadie que pudiendo escoger prefiera sufrir a ser feliz… Además, cuando gritamos a alguien con rabia, por ejemplo, primero nos hacernos daño a nosotros mismos.

La paradoja reside en que, dado que somos nosotros quienes creamos la rabia en nuestro interior, es a nosotros a quien más nos afecta no al otro. Tan solo hemos de comprobar cómo nos sentimos después de tener un conflicto emocional con otra persona, aunque hayamos discutido con ella dentro de nuestra cabeza.. .

Por eso es importante recordarnos cada día, nada más levantarnos, que cualquier pensamiento, emoción, actitud o conducta negativos no aportan nunca nada positivo, beneficioso ni constructivo. Y no solo eso. La negatividad nos destruye, mermando nuestro sistema inmunológico y volviéndonos más vulnerables a todo tipo de enfermedades.

Tened cuidado con ella: es puro veneno… »El hecho de que en ocasiones nuestro comportamiento sea tóxico y nocivo es porque en general no somos dueños de nuestra actitud ni de nuestra conducta.

Más bien todo lo contrario. Somos esclavos de nuestras reacciones emocionales, que se desencadenan casi sin darnos cuenta. Y mientras seamos seres reactivos, seguiremos siendo víctimas de nuestras circunstancias. De hecho, al estar, tan acostumbrados a ser prisioneros de este encarcelamiento psicológico, solemos concluir erróneamente que nuestro estado de ánimo viene determinado por lo que sucede en el exterior. A

fortunadamente, es posible dejar de ser, reactivo para empezar a ser proactivo.

Este es precisamente uno de los objetivos del autoconocimiento y el desarrollo personal.

Recordad la enseñanza que decía: “Solo la verdad os hará libres” y a la verdad solo podemos llegar a través del auto-conocimiento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario