viernes, 15 de noviembre de 2013

¿ES POSIBLE SER HOY UN HOMBRE DE BIEN?

LA SOCIEDAD, CON SUS CAMBIOS VERTIGINOSOS, SUS PROPUESTAS Y MODELOS ACTUALES, PARECIERA CONFUNDIRNOS A LA HORA DE TENER QUE RESPONDER EL INTERROGANTE: ¿ES POSIBLE SER HOY UN HOMBRE DE BIEN?

Sin lugar a dudas, el tiempo, el espacio, el entorno, las condiciones sociales, pueden influir en la conducta humana, pero el hombre con conciencia de bien, no sucumbe a estos vaivenes. Sabe, o intuye por encima de todo esto, que la vida moral es una sola, que se rige por el amor, la verdad y la fidelidad a las íntimas convicciones, por el respeto y la comprensión de los semejantes y por la búsqueda permanente por el mejoramiento espiritual de cada uno.

Pueden existir presiones externas: (competencia, globalización, exitismo) o bien, presiones internas, es decir aquellas debilidades, propias insatisfacciones, conflictos interiores con nosotros mismos y con los demás. El ser humano sumergido en esto, suele generar una escala de valores actuales que podríamos resumir en: búsqueda de logros individuales, búsqueda continua de placer, falta de valoración de la familia como núcleo evolutivo, búsqueda espiritual sin convicciones. UNA ESCALA EN LA QUE, EN DEFINITIVA, CADA UNO VALE POR LO QUE TIENE O REPRESENTA Y NO TANTO POR LO QUE ES.

La crisis actual agregó renovadas presiones externas e internas como son la inseguridad, la falta de trabajo, la negligencia política, entre otros. El contexto se renueva con situaciones de emergencia social, económica y moral en forma acelerada y persistente. Sin embargo, estos movimientos y cambios provocan análisis, reflexiones y acciones en el ser humano cuya conciencia despierta al bien. 

EN MEDIO DE ESTOS REMOLINOS Y SACUDIDAS TANTO SOCIALES COMO PERSONALES, VA SURGIENDO, UNA CONCIENCIA SOLIDARIA Y VALORATIVA DE LOS SERES.

Las situaciones de crisis ponen muchas veces el alma al desnudo y la enfrentan con sus propias potencialidades, capacidades y defectos, surge el ser humano como es y no ya por lo que tiene o por lo que pudo tener.

SEGÚN EL PSICÓLOGO JACI REGIS: “El hombre del siglo XXI, es un espíritu que acumuló vivencias en múltiples encarnaciones y guarda ese bagaje de experiencias que delinean su estructura mental y su perfil moral. Su comportamiento representa una variedad de estados emocionales, mostrando el nivel alcanzado por esa individualidad permanente, a través de su personalidad en transición. A partir del conocimiento de su naturaleza espiritual, de conocer que no sólo es el resultado de una herencia biológica y una educación familiar y social, sino que trae una historia, un cúmulo de experiencias de vida que le han otorgado una personalidad particular, el hombre podrá ensayar con mayor responsabilidad nuevas formas de convivencia y ellas le aportarán experiencias que enriquecerán su proyecto de vida.

El conocimiento de la vida espiritual que confirma la inmortalidad del espíritu, el saber que la vida no termina con la muerte, de que hay un por qué y un para qué ante tantas presiones y situaciones de dolor en la vida de cada ser humano, ayuda a tomar ciertas decisiones, a optar inteligentemente según el conocimiento de una espiritualidad trascendente que tiene un origen basado en el amor y el crecimiento de todos los seres”.

PODER COMPRENDER ESTO, AYUDA A DELINEAR UN PROYECTO DE VIDA QUE NO SE ATENGA SOLAMENTE A LO EFÍMERO Y MATERIAL SINO, AQUEL QUE CONTEMPLE EL LOGRO DE LA VERDADERA FELICIDAD, LA QUE ANIDA FUERTEMENTE EN UNA CONCIENCIA Y UN CORAZÓN SERENO. DE ESA MANERA, SE DELINEA UN HOMBRE DE BIEN, EN LA CONJUNCIÓN DE SENTIMIENTOS DE PAZ QUE BRINDA EL SABER QUE SE ESTÁ EN EL CAMINO CORRECTO.

Aquel que lucha contra sus propias imperfecciones, que sabe que la vida tiene sus matices que lo ayudan y lo ponen a prueba con su propia conciencia, aquel que actúa con firmeza, con sus propias convicciones de bien a pesar de las circunstancias y modas sociales, aquel que trabaja moralmente por la propia superación y la de su entorno familiar, es sencillamente un ser con conciencia de bien. Se concreta la teoría y la práctica cotidiana en acciones, pensamientos y sentimientos positivos, que tienden al crecimiento y la fortificación espiritual. 

MANTENER ESTA ACTITUD Y POSTURA DE VIDA ES UN DESAFÍO EN MEDIO DE UNA SOCIEDAD QUE PROPONE A VECES OTROS MODELOS Y VALORES. 

Algunos pilares en los cuales apoyarse para mantenerse en este camino de superación pueden ser: aceptar la familia en la que hemos nacido, no por circunstancias fortuitas sino respondiendo a una planificación. En ese medio se encontrarán las condiciones apropiadas para nuestro desarrollo y crecimiento personal. A partir de este sentimiento, lo que podamos conseguir será nuestra responsabilidad y nuestro mérito; vivir la vida con una actitud pro-activa, de compromiso con el medio y con los seres que nos rodean, desarrollando la abnegación y el esfuerzo por los demás; trabajar y desenvolvernos en la existencia de acuerdo con las posibilidades que tenemos, sin desconformidades por lo que no se nos da, con honestidad y sencillez. Trabajar sin otorgarnos concesiones en actitudes que no responden al bien que comprendemos y que intentamos justificar, expresando que son comunes a la generalidad de las personas; aceptar que nuestra manera de ser, nuestra capacidad, nuestras facultades, no son superiores a las de nadie. 

COMPRENDER CON HUMILDAD QUE TODOS SOMOS SERES POTENCIALMENTE PERFECTIBLES QUE ESTAMOS TRANSITANDO, MÁS ATRÁS O MÁS ADELANTE, EL CAMINO DEL PROGRESO ESPIRITUAL. ES POSIBLE SER HOY UN HOMBRE DE BIEN. SIN DUDAS MUCHÍSIMOS SERES TRABAJAN Y LUCHAN DÍA A DÍA POR ALCANZAR ESTE ESTADO QUE ENNOBLECE Y LLENA DE PAZ EL ESPÍRITU. 

Desde el punto de vista que nos da el conocimiento de las leyes Espirituales, el ser humano se siente responsable de su vida que no termina con la muerte física. Intenta comprenderse a sí mismo para comprender a los demás. Desea salir de sí mismo, dejar de temer que los demás entren en su espacio y entiende que no existe paz ni felicidad, fuera de la benevolencia, la solidaridad y el amor entre los hombres. 

Tratemos de cultivar diariamente nuestros pensamientos, sentimientos, brindándonos a los demás en acciones sencillas, percibiendo la emoción propia y de los otros, expresando el afecto, obrando con honestidad y respeto por el semejante. 

A VECES PODEMOS PENSAR QUE EN UN MUNDO COMPETITIVO, AGRESIVO, SÓLO TRIUNFARÁN LOS FUERTES, PERO LOS FUERTES SON LOS ESPÍRITUS EDUCADOS EN EL AMOR. LOS FUERTES SON AQUELLOS QUE ANTE LA VIOLENCIA REACCIONAN CON SERENIDAD, ANTE EL INSULTO CON COMPRENSIÓN. 

 Y LA MEJOR MANERA DE CONSTRUIR UN MUNDO MEJOR PARA NOSOTROS Y PARA NUESTROS HIJOS ES EDUCANDO EN LA ESPIRITUALIDAD NUESTRA PERSONALIDAD Y DESARROLLÁNDOLA EN EL AMOR Y LA FELICIDAD, CON LA CONVICCIÓN DE QUE CADA UNO DE NOSOTROS ES UN ELEMENTO IMPORTANTE EN LA EVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD.

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