sábado, 19 de diciembre de 2015

DE PAPEL DE REGALO A ROSCO DE REYES (REFLEXIONES PARA EL FIN DE SEMANA)

NOS GUSTE O NO SE ACERCAN UNAS FECHAS, QUE INVITAN A VARIAS COSAS, ENTRE ELLAS A REFLEXIONAR, A LA VEZ QUE ADOPTAMOS UNA ACTITUD MÁS TOLERANTE, MÁS COMPRENSIVA, MÁS PACIENTE, MÁS AMOROSA Y NOS ENFUNDAMOS EN NUESTRA MEJOR SONRISA, ES DECIR NOS ENVOLVEMOS COMO LOS REGALOS DE NAVIDAD.

Y de forma inconsciente ponemos mucho empeño en buscar un envoltorio bonito, agradable a la vista, sugerente y similar al carácter de la persona a quien se lo vamos a regalar.

A veces, vamos a buscar un papel y un lazo lejos. Rebuscamos, dedicando a este acto, un tiempo que parece que merece la pena. Sin embargo, cuando se reciben regalo lo que menos importa es el papel que lo contiene. Se abren deprisa, se rasga sin cuidado y apenas comienza un hueco a aparecer, metemos los dedos para poder sacar la sorpresa de su interior.

NO DEJA DE HABER UN PARALELISMO CON LOS SERES HUMANOS. EN OCASIONES SOMOS PAPEL DE REGALO SIN MÁS.

Muy dedicados y engalanados en nuestro exterior. Cuidamos el maquillaje, la piel, los músculos y el cuerpo. Depilados, hidratados y con la piel brillante salimos a la calle para presentarnos con un brillo que o bien confunde o a veces no significa nada porque en realidad, las personas a las que podamos interesar serán las que rasguen rápido el envoltorio y vayan a descubrir lo que llevamos en nuestro interior.

Nos ocupamos muy poco de tareas que deberían formar parte de las rutinas diarias al igual que ducharnos o prepararnos para estar lo mejor posible ante nosotros mismos y los demás. 

¿Es importante el aspecto externo con que nos mostramos a los demás? evidentemente sí, pero más importante es aun el aspecto interno con el que cada día nos relacionamos, no se ve, pero su vibración llega, es sutil, silenciosa, pero esta vibración es la que nos da la calidad en nuestras relaciones.

Pensemos cuánto tiempo dedicamos a realizar un ratito de respiraciones saludables, rítmicas y profundas, pausadas y pautadas. Con la mente en blanco relajada en un profundo silencio interior.

Cuánto tiempo dedicamos a repasar las acciones del día, los errores cometidos, los aprendizajes desprendidos de ellos o las acciones que hemos dejado de hacer y nos habría convenido realizar. 

Cuanto tiempo dedicamos tener más paciencia y tolerancia, con quienes nos rodean.

Cuanto amor ponemos en lo que hacemos, cuanto respeto por la forma de pensar de los demás, cuanta ternura somos capaces de desprender.

Cuanta solidaridad ponemos en el día a día, con quienes sienten dolor, con quienes la vida nos les sonríe, con los marginados. 

Cuidamos poco las emociones, los estados de ánimo, las tristezas y la melancolía. Nos parece que solo podemos sufrirlas cuando aparecen. No es así. Podemos hablarles, hacerles hueco y dejar que reposen. Revelarse es perpetuar su estancia. Generalmente, cuando descubren que no tienen nada que hacer allí, se aburren y se van.

ES IMPORTANTE ESTAR BIEN PRESENTADOS, PERO ES AÚN MEJOR ESTAR BIEN “SENTIDOS” Y ESO NO DEPENDE DEL PAPEL DEL ENVOLTORIO NI DEL LAZO DEL REGALO QUE SOMOS.

EN REALIDAD, SOLO DEPENDE DE NOSOTROS, SEAMOS COMO EL ROSCO DE REYES Y QUE LA SORPRESA DEL INTERIOR SEA EL MEJOR REGALO QUE DEMOS A TODOS AQUELLOS QUE DE UNA FORMA U OTRA COMPARTEN NUESTRA VIDA.


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